La transformación del odio de la guerra en la hermandad
en la cancha
Publicado en Cartilla para deportistas. Sport Power 2. Usaid/Arcángeles
Ruanda es un pequeño país ubicado en África Central. En el territorio convivieron históricamente miembros de las etnias tutsi y hutu. En el siglo XIX los alemanes invadieron el territorio hasta finales de la Primera Guerra Mundial cuando (luego de la derrota alemana) los belgas se quedaron con el control y desarrollaron una campaña de separación étnica generando una brecha mayor entre hutus (85% dela población) y la minoría dominante tutsi. Durante la década del sesenta los hutus, apoyados por los colonos belgas, se tomaron el poder; el gobierno monárquico fue abolido y Ruanda se declaró república independiente. Desde ese momento se desató una gran ola de violencia de grupos armados ilegales de hutus, auspiciados por el gobierno, contra miembros de la etnia tutsi, la cual dejó miles de muertos y provocó el exilio de casi la mitad de esa población hacia otros países, principalmente hacia Burundi. Entre estos exiliados estaban los padres de Dominique Bizimana quien siendo ruandés nació en Burundi en 1976. Fue allí en donde vivió sus primeros años …” Pese a las dificultades, mi madre se preocupó siempre por garantizarme una infancia normal y fue así como practiqué varios deportes”.
En 1990 los ruandeses exiliados, organizados en el
Frente Patriótico Ruandés (FPR) y su brazo armado, el Ejército Patriótico
Ruandés (APR, Armée Patriotique Rwandaise),
ingresaron al país desde el territorio de Uganda, Dominique entre ellos, para
intentar tomarse el poder dando inicio así a la guerra civil. “Yo nací en el exilio, en Burundi en donde mis padres eran refugiados.
Mis padres fueron perseguidos en Ruanda en 1959 y nunca se les permitió volver
al país. En 1990 cuando se inició la “guerra por la liberación” liderada
por el FPR yo era un adolescente que se unió a la lucha por la libertad”.
En
1991, en el marco del conflicto armado, Dominique perdió su pierna izquierda debido
a una mina antipersonal. “la pérdida de mi pierna no sólo significó la
pérdida de la pierna. Hasta ese momento
nunca había visto una persona con una sola pierna…sino pensé que era el final
de mi vida…no me imaginaba vivir con una sola pierna”[1]
En abril del año 1994 un atentado le costó la vida
al presidente Habyarimana, hecho que fue atribuido al FPR. Las
fuerzas radicales hutus se tomaron el
poder e hicieron un llamado a toda la población hutu, que previamente había sido organizada en grupos civiles
armados y en grupos paramilitares a eliminar
a la población tutsi, dándose así inicio a una campaña de
exterminio masivo de esta etnia que no discriminó mujeres, niños ni
ancianos. En los siguientes cuatro meses
las masacres sistemáticas produjeron casi un millón de víctimas entre la
población tutsi y hutus moderados. El panorama
en su momento fue desgarrador, cadáveres expuestos en las calles, aldeas
arrasadas, charcos de sangre en los campos, hambruna generalizada, miles de
personas mutiladas, centenares de fosas comunes y cientos de miles de
refugiados. Todo esto finalizó cuando
una ofensiva militar del FRP logró el control del país situación que
generó una nueva migración de refugiados.
Esta vez cerca de dos millones de hutus
huyeron hacia Tanzania y Zaire temiendo las represalias del nuevo gobierno tutsi.
A partir de ese momento se inició la
tarea de la reconstrucción del país, proceso en el cual se tuvo como consigna principal
el de lograr la convivencia pacífica de las dos etnias. Para tales efectos se consideró un objetivo
común, la posibilidad de que tanto hutus como
tutsis dejaran las armas de manera
definitiva y se consolidara una mirada común de país, más allá de la
pertenencia étnica. En ese panorama se
dio importante rol al deporte como medio para la reconciliación entre las dos etnias.
Para ese entonces, y una
vez fuera del conflicto, Dominique empezó a ayudar a otros, que, como él, habían
adquirido alguna discapacidad durante el conflicto. Encontró en el deporte la mejor herramienta
para tales fines; en el 2001 ayudó a fundar el Comité Paralímpico Ruandés y
empezó a desarrollar programas deportivos que vincularon población con
discapacidad. Estas iniciativas hicieron
posible que en el año 2003 fuera elegido como presidente el Comité Paralímpico
de Ruanda. El ex combatiente y después
líder social, en el campo del deporte, se impuso entonces un importante
reto. Teniendo en cuenta que el conflicto
había dejado cientos de miles de personas con alguna discapacidad, se propuso
desarrollar el deporte paralímpico como medida para la inclusión social de
personas con discapacidad. Este proceso llevó
a Ruanda a ganar su primera medalla en el escenario internacional en los Juegos
Paralímpicos de Atenas en el año 2004 en la modalidad de atletismo en silla de
ruedas.
A partir de entonces
el país continuó desarrollando otras iniciativas con el fin de elevar el nivel
deportivo del país, incluyendo en el año 2008 la realización del primer
campeonato nacional de voleibol sentado, evento que permitió posteriormente la
conformación de un equipo nacional. Este
grupo se destacaba porque tenía un alto nivel técnico y físico, pero lo más
interesante era que estaba conformado por jugadores que habían militado anteriormente
en bandos enfrentados del conflicto. Uno
de ellos era Jean Rukondo, quien había combatido contra los tutsis como miembro de fuerzas armadas hutus. Dominique participó activamente
de ese proceso, no sólo como directivo, sino como deportista, pues en el
voleibol descubrió una nueva motivación para su vida y fue así como se dedicó a
entrenar duramente para lograr un lugar en la selección nacional.
El equipo se estableció
una meta clara: lograr la clasificación a los Juegos Paralímpicos de Londres
2012. Esta sería la primera vez que un
equipo olímpico y paralímpico asistiera en representación del país a un evento
de tal magnitud. A cargo del proceso técnico estuvo Peter Karreman,
ex-entrenador del equipo nacional de Holanda de voleibol sentado, quien se
enamoró de la causa deportiva, pero sobretodo de la humana. El grupo se
dio entonces a una muy rigurosa preparación con miras a los encuentros
clasificatorios y
para tales efectos dedicaron todo su tiempo, energía y entusiasmo. En el camino, Ruanda fue logrando sobreponerse
a todos sus rivales, ganando todos los partidos y enfrentando y venciendo en el
juego final a Kenia, logrando así el tan anhelado cupo a Londres 2012.
La gente en el país
estaba dichosa, no sólo por la participación de su equipo en el máximo evento
del deporte paralímpico, sino por lo que aquello significaba para la sociedad
ruandesa. El
equipo de voleibol sentado se convirtió en un símbolo nacional del momento, era
la materialización de la idea de una nueva Ruanda y sus jugadores fueron
exaltados en calidad de ídolos. Fue así como finalmente, millones de ruandeses
pudieron observar por televisión a su equipo participar en los Juegos
Paralímpicos de Londres 2012 llevando al mundo un mensaje de paz y
reconciliación.
Dominique
recuerda muy bien el momento en que pisó la mina que le significó la pérdida de
su pierna, pero durante las conferencias, siempre bromea, diciendo que él, a
veces cree, que fue Jean Rukondo quien le disparó en la pierna. Hoy en día ellos comparten una gran amistad,
sus familias se visitan mutuamente, comparten las festividades y sus hijos los
referencian como tíos.
En un partido de exhibición celebrado en
Colombia como parte de las dinámicas de la firma del acuerdo de paz entre el
gobierno y la guerrilla de las FARC, en el cual se enfrentaron la Selección
Nacional de Ruanda y un equipo conformado por víctimas y ex guerrilleros
colombianos, Dominique y Jean contaron al público su historia personal y su
vida como combatientes de grupos enemigos.
Al final de su participación, cerraron su participación con un abrazo
que han repetido en múltiples ocasiones en diferentes escenarios y que
simboliza la reconciliación nacional ocurrida en Ruanda luego del conflicto
armado y que ha permitido al país mirar una opción de futuro dejando atrás los
horrores de la guerra fraticida.
Al
igual que Dominique y sus compañeros de equipo, son muchos los deportistas del
sector paralímpico que proceden de conflictos armados y que han cambiado las
armas por el deporte. En los Juegos de
Londres, el 10% de los deportistas del equipo estadounidense eran soldados
veteranos de guerra, la mayoría de ellos con amputaciones. De igual manera, el
equipo de Bosnia Herzegovina, tres veces finalista y dos veces medallista de
oro en voleibol sentado, está conformado por veteranos de los conflictos
armados de finales de los noventas luego de la desintegración de la República
Federativa de Yugoslavia. En Colombia,
varios de los deportistas que representan a sus regiones y eventualmente al
país en eventos internacionales, son víctimas del conflicto que vivió el país
(y que aún existe) y que ha dejado más de siete millones de víctimas.
En
este panorama hay un gran aprendizaje y es la capacidad de dejar atrás los
odios y los deseos de venganza para la realización personal por medio del
deporte.
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