ITALIA
1934
MUSSOLINI
SE SALE CON LA SUYA
Debido a la gran
crisis económica que vivió Europa luego de la Primera Guerra Mundial las ideas de extrema derecha
encontraron un ambiente ideal para su desarrollo. Se generaron movimientos de tipo nacionalista
en varios países y llegaron al poder líderes autoritarios que prometían sacar a
sus países de las dificultades y revivir el perdido resplandor de los
imperios. Fue así como Benito Mussolini
llegó al poder en 1922 en Italia y Adolfo Hitler en Alemania en 1933.
Estos caudillos
entendieron muy bien el poder del deporte como herramienta política y medio de
propaganda ideológica. Fue así como luego del intento fallido por lograr la sede
de la primera Copa del Mundo, Mussolini presionó de diferentes formas para
quedarse con la sede de la segunda Copa.
El Duce, como se le conocía, quería mostrar al mundo una imagen de éxito
de su gobierno y lograr una mayor
aceptación de su gestión entre los
italianos. Fue así como, no solo, se fijó la tarea de desarrollar un evento del
más alto nivel organizativo sino que se trazó una meta muy clara, lograr que el
equipo italiano se coronara campeón.
Pero
hablemos de fútbol
Al evento asistieron
16 selecciones nacionales. Se presentó
una ausencia notoria, la de la selección de Uruguay que decidió no participar en
el torneo[1].
El equipo celeste decidió no viajar hacia Italia por diferentes motivos, el
principal, devolver la afrenta recibida cuatro años atrás cuando la mayoría de
los equipos europeos se negaron a viajar hacia Suramérica. Brasil y Argentina pensaron inicialmente hacer
lo mismo pero al final cedieron ante diferentes tipos de presiones y
participaron del segundo mundial.
Para lograr su
cometido de alzarse con la Copa Mussolini utilizó el mecanismo de
nacionalización de varios jugadores argentinos que habían actuado en el mundial
de Uruguay (vistiendo la camisa albiceleste) y habían logrado el
subtítulo. Adicionalmente, los agentes
de Mussolini que vinieron a Suramérica lograron reclutar a un brasilero armando
así una verdadera selección
internacional.
Una vez conformado,
el equipo italiano inició su serio proceso de preparación. Se sabe que la escuadra recibió muchas presiones
por parte de Mussolini, que incluso llegaron amenazas de muerte en caso que no se
lograran el triunfo.
Una vez en el torneo
se presentaron muchas situaciones irregulares que beneficiaron a los locales. Se referencia que fue el mundial de los árbitros
arreglados y de los goles ilegítimos. Los favoritos, según los que siguieron el
evento, eran los españoles, pero corrieron con la mala suerte de enfrentarse a
los italianos en la fase de cuartos de final. El partido terminó empatado y se decidió
que se repetiría para definir al semifinalista. El segundo fue el partido
definitivo y lo ganó Italia 1-0, aunque vale la pena aclarar que los españoles
empataron en dos ocasiones, pero en ambos casos el juez se inventó posiciones fuera
de juego para que los del Duce avanzaran en su camino. El gol que le dio el
triunfo a Italia fue el jugador Giusseppe Meazza quien se consolidó como
protagonista de la historia del fútbol italiano[2]. En
un encuentro casi tan controvertido como el anterior, los italianos vencieron a
Austria en semifinales y así llegaron a la gran final, donde enfrentaron a
Checoslovaquia.
El programa de
partidos estaba especialmente diseñado para que Italia llegara a la final para
enfrentar a Alemania, aspirando que en el palco de honor estuvieran en ese
momento los grandes amigos, Mussolini y Hitler[3],
demostrando al mundo el poderío del fascismo.
Lastimosamente para ellos el equipo checoslovaco eliminó a Alemania y les
dañó los planes.
El día de la final,
las tribunas del estadio estaban colmadas por aficionados que vestían las
camisas negras representativas del Partido Fascista cuyos miembros (y todo el
público) se pusieron de pie y saludaron con el brazo extendido a
Mussolini. Todo esto organizado y
coreografiado por el aparato propagandístico de estado.
El partido de la
final fue muy apretado. Luego del primer tiempo se mantenía el empate a
cero. Durante el descanso llego una nota
del Duce al camerino, dirigida al técnico, que decía lo siguiente: “Señor
Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios le ayude si
fracasa”. Con el alma en vilo los jugadores salieron a disputar el segundo
tiempo y la angustia se hizo mayor cuando los checoslovacos, a veinte minutos
del final, anotaron el primer gol del partido. En el minuto 81 Orsi, uno de los argentinos
nacionalizados empató el juego y en el tiempo extra Meazza realizó una gran
jugada que concretó Shiavo definiendo el partido a favor de los italianos quienes
se coronaron campeones.
Italia campeón de la
segunda Copa del Mundo.
[1]
Única vez que un equipo campeón no defendió su título mundial.
[2]
Se bautizó con el nombre del jugador al estadio
de Milán en donde juegan el AC Milan y el Inter de Milan. Su antiguo nombre era
San Siro, que es el nombre del barrio en el que se ubica.
[3] Mussolini
fue capturado y fusilado el 28 de abril de 1945 luego de la ocupación aliada. Hitler
se suicidó el 30 de abril luego de la ocupación del Ejército Rojo y la inminente derrota del ejército alemán.
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